Durante el estudio, la alimentación se realizó en tres fases (36-55, 55-73 y 73-109 kg de PV), con niveles decrecientes de lisina (0,91; 0,80 y 0,71%) y fósforo (0,57; 0,54 y 0,51%). Cuando los animales alcanzaban el peso de sacrificio (según el caso), se sacrificaron y se separaron sus componentes (pelos, sangre, vísceras, huesos…) para analizar el ritmo de crecimiento de N y P en cada uno de los componentes.
El ritmo de depósito de fósforo fue: y=-0,07236+0,14337x–0,001028x2, y estaba relacionado (p<0,01; R2=0,999) con el ritmo de crecimiento del tejido magro.
Según estos datos el contenido de fósforo corporal se incrementó a un ritmo de 1g por cada 5,8g de incremento de N (o 36,25g de incremento de proteína). Por lo tanto las necesidades diarias de fósforo para maximizar su retención se pueden predecir a partir del ritmo de crecimiento del tejido magro de los cerdos de engorde.
LA Pettey, GL Cromwell y MD Lindemann 2004. Journal of Animal Science Vol. 82, Supplement 2 Ref. 181